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Cali, Valle, Colombia
Este Colectivo no hace diferencias de ninguna índole, inclusivo cien por ciento, respetuoso de las creencias y ritos, abierto a todas las formas de pensamiento, deseoso de hacer de Univalle un espacio académico, investigativo, cultural, recreativo, de discusión, de compromiso ciudadano donde quepamos todos y todas.  Consientes de que el trabajo del Colectivo debe ir más allá de  reivindicaciones  coyunturales, hoy nos planteamos el trabajar en tres ámbitos: 1. Gestionar ante la Dirección Universitaria las condiciones de accesibilidad (salones, subsidios, movilidad) de los compañeros y compañeras con discapacidad en el campus universitario. 2. Abrir un espacio de discusión académica en la vía de construir pensamiento crítico alrededor de esta cuestión, esto es, debatir o poner en cuestión los diferentes modos de pensamiento que han circundado la construcción del Otro deficiente . 3. Colocar en la agenda universitaria la necesidad de una Política Institucional en discapacidad.

martes, 27 de octubre de 2009

Por qué estudiar la discapacidad a partir de responder primero la pregunta ¿Que es el poder?

“Mi vida sería así, me fui dando perfecta cuenta de eso. Sin embargo, me inquietaba saber si, sí o no, haríamos la visita al Señor Heccehomo en Raspadura. Yo pensaba que, al fin y al cabo, no faltaba sino eso para que yo pudiera caminar. La mayor parte del tiempo, es cierto, olvidaba mi situación porque en realidad me iba acostumbrando a que mi vida sería esa. A veces se me hacían los días largos, la noche corta; cuando no, las noches larguísimas y los días interminables. Mi papá y mi mamá, a menudo, hablaban y hablaban de Raspadura. ¿De que dependía tanta demora?
“Buscando mi madredediós”
Arnoldo Palacios


Por qué estudiar la discapacidad a partir de responder primero la pregunta ¿Que es el poder?

Los estudios sobre la discapacidad que la identifican como fenómeno social presentan diferentes derivaciones: enfoque de derechos humanos, enfoque marxista, etc. todos reconocen, que en las relaciones entre los seres humanos, de una manera u otra, existe una asimetría que se convierte en dependencia física, afectiva, etc. entre las personas (sin) no discapacidad y las PCD. Así, la relación entre médico/paciente resulta de dependencia. La dependencia resulta de la asimetría de poder (capacidad de manejo) que tienen cada uno sobre la situación. se impone el saber médico (“yo se lo que te pasa, vos no sabes”). El saber se impone sobre la ignorancia, toda vez que hemos aceptado que, el saber es producto de la ciencia racional, la ciencia es la constructora única de verdad, o al menos, su verdad prevalece sobre todas las demás (la religiosa, el chamanismo, por ejemplo). La verdad que ella crea se hace incuestionable en un marco de saber que no sea el suyo. La medicina solo admite cuestionamiento a sus verdades, dentro del marco de la medicina, las del derecho, en el marco del derecho y así todas. Esto amerita un capitulo aparte que desarrollaremos en otra oportunidad.
Así como sucede en el caso particular de la medicina, igualmente sucede en todos los ámbitos de la vida de los seres humanos, empezando por las relaciones familiares. De allí la importancia de estudiar el poder referido a la discapacidad como problema social.
El poder no es algo tangible, ni ocupa un lugar determinado, por lo tanto no lo tiene nadie. M. Foucault dice que el poder simplemente se ejerce. El poder se “produce” en el desenlace de la lucha de las fuerzas en contradicción en un campo de batalla. Ese campo de batalla es la política. Ganar en política es ganar poder.
Haciendo un esbozo del análisis histórico de gobernar, M. Foucault plantea tres postulados que resume de la siguiente manera:
1.“El poder no es una sustancia…El poder no es más que un tipo particular de relaciones entre individuos…El rasgo distintivo del poder consiste en que determinados hombres pueden decidir más o menos sobre la conducta de otros hombres, pero nunca de manera exhaustiva o coercitiva. Un hombre encadenado y apaleado está sometido a la fuerza que se ejerce sobre él, no al poder. Pero si se le puede hacer hablar, cuando su último recurso habría podido ser callarse prefiriendo la muerte, es porque se le ha obligado a comportarse de una manera determinada; su libertad ha sido sometida al poder; y él ha sido sometido al gobierno…No existe poder sin resistencia o rebelión en potencia”.
2.“En lo que se refiere a las relaciones entre los hombres, numerosos factores determinan el poder. Y sin embargo, su racionalización no cesa de desarrollarse y adopta formas específicas…El gobierno de los hombres por los hombres…supone una cierta forma de racionalidad y no una violencia instrumental”.
3.“En consecuencia, los que resisten o se rebelan contra una determinada forma de poder no deberían contentarse con denunciar la violencia o criticar la institución. No basta con hacer un proceso a la razón en general; es necesario poner en cuestión la forma de racionalidad vigente actualmente en el campo social. La crítica del poder que se ejerce sobre los enfermos mentales o los locos no debería limitarse a las instituciones psiquiátricas; (la negrilla es nuestra) del mismo modo que aquellos que se oponen al poder de castigar no deberían contentarse con denunciar las prisiones en tanto que instituciones totales. La cuestión consiste en conocer cómo están racionalizadas las relaciones de poder. Plantearse esta cuestión es la única forma de evitar que otras instituciones, con los mismos objetivos y los mismos efectos, ocupen su lugar”.
4.“Desde hace siglos el Estado ha sido una de las formas de gobierno humano de las más extraordinarias y también de las más temibles”( M. Foucault “La vida de los hombres infames”, E. Altamira, p. 203)
El estado desde sus inicios ha cumplido una doble función: a la vez que individualiza (crea al ciudadano con derechos), también cumple una función totalitaria (es él quien otorga o niega el derecho a sus ciudadanos). De ahí que, “…Oponer al estado por tanto el individuo y sus intereses es tan aventurado como oponerlo a la comunidad y sus exigencias”. Lo que nos dice en últimas es que, para producir un cambio en las políticas del estado que favorezcan a un colectivo como las personas con discapacidad, es fundamental “ir las raíces mismas de la racionalidad política”. (La racionalidad política de los Estados occidentales modernos se ha basado en el contrato social utilitarista, que en síntesis plantea que el contrato es posible entre hombres que cumplan los atributos de ser: libres, iguales e independientes en el pleno uso de su capacidad de razonamiento).
Las leyes son la expresión de ese poder convertido en códigos. No hay una sola Ley (real, verdadera, que se cumpla) que no sea el producto de una confrontación de fuerzas. Las guerras han sido la expresión más cruda de esta realidad. Fue Karl Von Klausewitz, (estratega y militar de los ejércitos prusianos) en su texto “De la guerra” quien, analizando las guerras napoleónicas dijo: la guerra es la continuación de la política por otros medios: Esta afirmación fue aceptada durante casi doscientos años y, para algunos aún los sigue siendo. Para M. Foucault, es todo lo contrario: la política es la continuación de la guerra por otros medios. Es decir, siempre estamos en guerra. El hecho de no ver armas y hombres enfrentados en batallas, no significa que estemos viviendo en paz. El poder obtenido en una batalla estará siempre en riesgo de ser arrebatado por el adversario, puesto que se está permanentemente en guerra. La guerra comercial es la disputa por territorios (mercados) esta bien representada en la teoría y práctica de la administración de negocios. La violencia de las armas bélicas, es sustituida por la violencia de la propaganda, el precio y el producto. El lenguaje que usamos a diario está cargado de significantes y significados violentos (de guerra) más de lo que pensamos: “Que rumba tan violenta!, “esta violenta esa camisa”, etc. En la terminología médica podemos mencionar algunas: atacar la enfermedad con…, cáncer invasivo, mejorar la marcha, entre otras.
En el terreno de las ciencias, el discurso científico es el resultado del enfrentamiento de fuerzas (ideas, conocimiento y practicas) opuestas. Estos discursos se crean y re-crean en contextos económicos, políticos y sociales concretos, justificando la fuerza vencedora. El término discurso, en M. Foucault, “no es solo un sinónimo de habla, sino una practica material históricamente situada que produce relaciones de poder”. (Foucault y la teoría queer”, Spargo, Tamsin, Gedisa Editorial, 2004, pp 85). Por lo tanto los discursos promovidos y alentados, son los provenientes del bando ganador, de esta manera imponen su manera de ser y estar en el mundo. A lo que hemos llamado una ideología dominante de la normalidad.
A partir del surgimiento de la filosofía racionalista en los siglos XV y XVI, los saberes y las practicas de las diferentes disciplinas avaladas por la ciencia, han contado con la fuerza suficiente para constituirse en poder. Su fuerza ha consistido, entre otros, en ser capaces de crear clasificaciones patológicas (basadas en el criterio de enfermedad) que se constituyen en categorías sociales mediante juicios de valor, donde a cada categoría le corresponde por oposición, una categoría contraria: superior/inferior, normal/anormal, sano/insano, cuerdo/loco, etc. Este modelo de clasificación “científica” se produce y reproduce en todos los ámbitos de la vida justificando (naturalizando) la desigualdad social. Clasificación y categorización que corresponde a ciertos atributos: condición económica, lugar de origen (nacionalidad), credo religioso, raza o etnia, sexo, elección sexual (gay, lesbianas, transexuales), edad (niño o viejo)y tantas otras.
La clasificación y categorización por la condición física y/o mental. “inferiores” o “desviados”, inferiores por su incompletud (¿Esta palabra?) o deficiencia corporal y desviados, en sus comportamientos mentales o sexuales. Así, la psiquiatría crea al loco, la psicología crea al homosexual, el derecho al criminal, la medicina al invalido (discapacitado). Todos sobre una base científica (biología evolucionista: darwinismo) pero con un trasfondo ideológico de “normalidad”. El darwinismo “descubrió” (es una postura ideológica del momento) que las seres vivos en cada especie evolucionan permanentemente y al mismo ritmo (¿Al mismo ritmo?), por lo tanto, los ejemplares que resultan con características de deformidad o incompletad (¿Esta palabra es correcta?), son seres no evolucionados totalmente, retrasados en su evolución. En tales condiciones, sobrevivirán los más fuertes y morirán los débiles. En términos estadísticos, se salen de la “frecuencia”, de la normal. Estos “descubrimientos” dieron origen a la teoría eugenésica de R. Galton (primo de Ch. Darwin) que a su vez fue la base “científica” de la política de “limpieza étnica”, del exterminio fascista de Adolfo Hitler durante la segunda guerra mundial. Pero no solo de los judíos, también de polacos, gitanos, incluso de los mismos alemanes.
La teoría evolucionista de Ch. Darwin y sus posteriores desarrollos como la manipulación genética, es la base de la eugenesia de hoy. Lo que pretende la ciencia (ésta ciencia al servicio de los intereses económicos y políticos de la élite dominante) es la homogeneización de la sociedad. Usar el conocimiento científico para estandarizar la población bajo los parámetros por ellos definidos. Ejemplo, un único modo de pensar (que el mundo es como es y no hay forma de cambiarlo), un único cuerpo, el cuerpo mercantilizado. Un cuerpo idealizado y proyectado en la mitología con los dioses griegos y romanos. Al no existir estos cuerpos, los artistas de la antigüedad en Grecia los representaron en Afrodita y los romanos en Venus. No son cuerpos humanos, pero el actual mercado de la salud y la belleza los han tomado como el modelo a seguir. Son cuerpos : atléticos, esbeltos, lozanos, “perfectos” que los vemos en las pasarelas y en las Olimpiadas, son esos cuerpos a los que exaltamos y rendimos culto, tal cual, como en la Grecia y Roma de la antiguedad. El objetivo del capitalismo ha sido desde su nacimiento llegar a una sociedad homogeneizada. Una sola manera de concebir el mundo, de ser y estar en mundo (en la política, la sociedad, en todo), donde las diferencias son reconocidas en lo formal, más no en lo real. La presunción de igualdad es tan solo jurídica.
Resulta interesante aquí mencionar, así sea brevemente, como la ciencia médica y jurídica contribuyeron decididamente en la construcción del concepto de “anormales”, en contraposición al de “normales”. M. Foucault retoma de Erving Goffman, (“Estigma: la identidad deteriorada”) el concepto de estigma al investigar sobre los dispositivos de control en las sociedades de los siglos XVII y XVIII en Europa central. Los desarrollos de la medicina con las técnicas de observación sistematizada de los enfermos en los hospitales (es de recordar que, solo hasta entonces los asilos eran lugares de confinamiento donde el enfermo no esperaba una cura para su mal, simplemente, esperaba le llegara la muerte. Le acompañaban religiosas de la caridad con el objeto de salvar su alma de las garras d lucifer y entregarlo a los brazos de Dios). La visita del médico era solo de registro, de ir elaborando en el día a día, una historia clínica. Así nació la clínica: de observar, estudiar, analizar “la vida sin la vida”, es decir, la anatomía y fisiología humana, desprendida de toda consideración de persona, pues para los médicos de entonces no importaba lo que el paciente quisiera para su mal. El ser humano, la persona humana, pierde su condición de sujeto (desubjetivización), para convertirse en objeto de la ciencia. Es así como la ciencia con su saber, su voz de verdad única, se erige como un saber-poder hegemónico.
Por aquellos tiempos de la Ilustración (entre el Renacimiento y la Era moderna), los descubrimientos de Charles Darwin se convierten el paradigma de las ciencias, no solamente para la biología, la medicina y las ciencias exactas, sino también para las ciencias sociales. Se asumió que el comportamiento humano seguía las mismas reglas descubiertas por la biología en las especies de animales no racionales y, en general de las ciencias naturales.
La estadística como ciencia matemática aportó conceptos y fundamentos como: la “normal”, “desviaciones”, todo dato que no se ajuste a la norma, que está fuera de ella, es una anormalidad a corregir, es decir, es llevarla o (al menos) aproximarla a la “normal” estadística. De tal suerte que, a partir de entonces, la medicina y la siquiatría se encargan de “normalizar” los cuerpos anatómicamente anormales y las mentes desquiciadas.
Pero hay algo más que decir de las matemáticas. El concepto de diferencia empleado en el campo de la discapacidad, cuando queremos hacer notar que las PCD tenemos características distintas a otras personas y que, por lo tanto, no se trata de que seamos física o mentalmente incompletos o deficientes, la diferencia es entendida como el resultado de la operación matemática de sustracción. Es decir, en la operación matemática de restar del minuendo (numero mayor, completo) el sustraendo (número menor, incompleto), lo que queda es la diferencia. La diferencia matemática es lo que le falta al minuendo para ser igual al sustraendo, en la semiótica de la discapacidad, es lo que le falta a las PCD para ser igual a los “normales”.
Estas sutilezas del lenguaje pasan desapercibidas en las relaciones entre los seres humanos, pero no por eso, dejan de tener unas implicaciones profundas de estigmatización de una población así diferenciada.
El saber-poder del profesional de la salud, del derecho, etc., acreditado por las instituciones de formación “científica”, se impone sobre la “ignorancia” de la PCD. El poder de normalización aplasta, oprime, se impone violentamente (sin ninguna alternativa) en el cuerpo incompleto, deforme, maltrecho, infuncional, antiestético, aterrador y monstruoso del Otro discapacitado. Estos saberes se han erigido en los árbitros de nuestras vidas. Crearon una categoría de inferioridad para nosotros, pero no contentos, allí dentro, crearon subcategorías para hacernos más diversos (diferentes) dentro de lo diverso (diferente). Para que tu discapacidad no se parezca a la mía, sus discursos y practicas nos escindieron, nos fraccionaron, nos partieron, nos rompieron. La discapacidad así subdividida no es un sola, son múltiples discapacidades: los ciegos, los sordos, los parapléjicos, etc. cada subcategoría viviendo sus “infortunio” arrinconada y en silencio. Se entiende con claridad las dificultades que crea el estar escindidos cuando de hablar el mismo lenguaje se trata, cuando de plantear soluciones se trata. Pero hay que insistir, es un escisión artificiosa de la ciencia, puesto que la discapacidad son las barreras que la sociedad, el medio nos coloca a las personas que no funcionamos igual a la mayoría, es decir, el problema es social y no médico, por lo tanto, la solución está en modificar la sociedad, en modificar el medio en que vivimos las PCD.
Volvamos al inicio: el poder. Preguntarán algunos: Qué tiene que ver el poder con la discapacidad? Acaso las PCD nos queremos tomar el poder? O porque tengamos poder, dejamos de ser PCD? Pues bien, a estas preguntas podemos responder con las siguientes contra preguntas: será que las PCD acceden igualmente de fácil que los no discapacitados a los puestos de trabajo? Será que (generalizando) las PCD reciben, de los no discapacitados, igual trato de sus familiares en sus casas, en el vecindario, la escuela, el trabajo, en el espacio público, en los centros comerciales? Será que el espacio publico, el acceso a la información es diseñado y construido para el uso y disfrute de todos y todas sin distingos de condiciones físicas y/o mentales? Si esto no es así, entonces ¿como se explican estas diferencias negativas (diferencia matemática, de resta, sustracción) con las PCD?
La explicación es la racionalidad económica: diseñar y construir para el uso y disfrute de todos y todas sin distingos de capacidad funcional por “deficiencia” física o mental, resulta demasiado costoso. Cosa que no ocurre cuando se trata de colocar en igualdad de condiciones (no discriminación) a otros colectivos como los indígenas, afros, lagtb, etc., puesto que estos no requieren adaptaciones técnicas, edilicias, urbanísticas, de transporte, etc. Los argumentos de exclusión por ser minoría con necesidades especiales cuenta con un basamento legal pero injusto: 1) la democracia, como sistema de gobierno de las mayorías (no discapacitadas), al cual se deben someter las minorías (discapacitadas). 2) el contrato social vigente basado en los supuestos de intercambio y beneficio mutuo entre ciudadanos libre, iguales e independientes en el uso pleno de la razón.
Esto conduce a mantener una sociedad fragmentada en clases sociales. Habrá ciudadanos de primera y de segunda categoría: a los que se les reconocen los derechos plenos y a quienes se les reconocen los derechos restringidos. Una clase hegemónica, dominante, eurocentrista, poseedora en abundancia de bienes materiales y simbólicos, blanca, homofóbica, heterosexual, letrada, biológica y mentalmente “normal”, pero sobre todo, altamente excluyente. Y otra que no es nada de eso.
Una aclaración necesaria:
Debimos emplear aquí el termino “disk” en contraposición al de PCD o Persona con Discapacidad. La expresión Persona con discapacidad es una designación por encargo(imposición que hacen otros para nombrarme) desde la Organización Mundial de la Salud OMS y no una construcción propia del colectivo designado así. Es interesante analizar como la condición “Queer” (del inglés “raro”) fue adoptada por el movimiento reivindicativo de la libre elección sexual. Los queer se niegan a aceptar todo término que los designe homosexuales o lesbianas, simplemente son “queer”, O los negros con su elaboración conceptual de afrodescendientes). Es el principio para ir marcando una identidad disk y negarnos a la designación de PCD.

TEMA OPROBLEMA?
Una última observación. Para la ciencia (medicina, derecho, psicología, pedagogía, etc.) la discapacidad es UN TEMA dentro miles de temas de investigación, de aplicación del método científico (observación, registro, seguimiento y verificación). Para la persona con discapacidad es EL PROBLEMA (no digo SU…, pues bien sabemos que un problema involucra múltiples actores, la persona con discapacidad es solo uno de tantos). Esta aclaración es necesaria puesto que, es bastante común encontrar en el medio académico y en las entidades de gobierno, docentes y funcionarios públicos hablando del TEMA de discapacidad. Cuando los “expertos“ hablan de TEMA, el Otro discapacitado es solo parte del tema. La solución le viene dada en términos abstractos por personas ajenas (expertos) que no consultan los deseos, ni toman en cuenta las decisiones del “paciente”. Esto deja ver claramente como se construye al Otro discapacitado. TEMAtizar la discapacidad y no PROBLEMAtizar es el resultado de un ejercicio de PODER de TODAS las instituciones, tanto publicas como privadas. Poder maliciosamente usurpado mediante el uso del lenguaje a las PCD y sus familias. Recurriendo al Diccionario de Etimología de la Lengua Española, tenemos: Tema: asunto o materia de que se trata. Del griego théma: tema, asunto, proposición, algo puesto o colocado. Problema: Cuestión de solución dudosa…. Del griego probállein- presentar, exponer, lanzar hacia delante. De pro- hacia delante; bállein-echar, lanzar. Bien dice C. Skliar: “…el otro se transforma en un tema, siempre es un tema: así, por ejemplo, no hay niños y niñas, hay “infancia”; no hay sordos, sino, “sordera”; no hay pobres, sino “pobreza”, “indigencia”, “clases populares”, “clases bajas”, etc… Además, así podremos, siempre, sin obstáculos, sin remordimiento (también sin amorosidad), “festejar el día del indio, el día de la mujer, la semana de la deficiencia”. (REVISTA COLOMBIANA DE EDUCACIÓN, No. 50 2006 p.p. 253-267 UNIVERSIDAD PEDAGOGICA NACIONAL, REFLEXIONES: FRAGMENTOS DE AMOROSIDAD Y DE ALTERIDAD EN EDUCACION).
BIBLIOGRAFÍA:
Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Española, Gómez de Silva, Guido. Editorial Fondo de Cultura Económico. 2006
Buscando mi madredediós, Palacios, Arnoldo. Editado Universidad del Valle/Ministerio de Cultura. 2009
La vida de los hombres infames, Foucault, Michel, Editorial Altamira, 1996
Revista Colombiana de Educación, No. 50 2006, REFLEXIONES: FRAGMENTOS DE AMOROSIDAD Y DE ALTERIDAD EN EDUCACION, Universidad Pedagógica Nacional.
Foucault y la teoría queer, Spargo, Tamsin, Gedisa Editorial, 2004